NUMERO DOS
Todo parece un camino
de á árboles caídos
con una gran luz al final.
Camino, pegado al suelo
y me doy cuenta que la luz
camina conmigo, y está lejos.
Agarro y levanto mi martillo
y lo clavo en la tierra
de los árboles caídos.
Rompo el espejo de mi cara
y de mi cuerpo, siento todo más tibio
avanzo y la luz está adelante mío, ahora.
3/8/87
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